La Historia de nuestra poco representativa plutocracia es cíclica

La necesaria legitimación de nuestra democracia, pasa por que se abran mayores y nuevos espacios de participación ciudadana, y se respete la soberanía de las comunidades en cuanto al uso de recursos para solucionar los problemas locales. La búsqueda de espacios de democracia directas como plebiscitos para enfrentar el debate valórico o de carácter de reformas constitucionales debiera ser una sana practica.

Vicente 123
Vicente 123

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Nuestra sociedad alienada y adormecida vive entre el espejismo de una democracia, y un mercado voraz que transforma todo nuestro rededor en bienes de consumo, nuestras almas son devoradas y destrozadas por la epidemia del consumo.  Al final de todo análisis solo podemos concluir con nuestra mala educación que solo somos rebaño que va al sacrificio, para mantener el cruel sistema de esclavitud asalariada concebida por intelectuales monetaristas, en la cual todo se mantiene en estatus quo.  Dicho esto y descargado el nudo en mi garganta, creo que los 200 años de historia de nuestra novel “República”, no son más que una proyección que las relaciones y estructuras socioculturales del periodo colonial, en el cual se fundamentaba en el sistema de encomiendas, en el cual un terrateniente criollo se valía de administrar un predio explotando o “dirigiendo” un grupo de campesinos, que en ese entonces era una masa analfabeta e ignorante, fácil de manipular y con nula conciencia de sus derechos, que recibían del patrón una rancha, comida y rara vez veían una moneda sin poseer tierra ni vivienda propia.

Con el apresamiento del Rey de España, los patrones que estaban disconformes con pagar impuestos a una corona que los obligaba a solo comerciar con la metrópoli, impidiéndoles ampliar sus negocios y diversificar el comercio con otros mercados, decidieron independizarse, es así que los terratenientes se enfrentaron, y como era claro utilizaron en sus ejércitos la carne de cañón de sus inquilinos (Vas a luchar por mis ideales porque yo mando que sean los tuyos), y esa masa mansa e ignorante solo acudía obedientemente a la masacre, para luego volver a trabajar más duro en los campos, por que el patrón debía recuperar lo invertido en la guerra.

Ganada la independencia se establece en sus albores una aristocracia oligárquica que impulsa una economía agraria, y que se transforma en clase política que administra el naciente estado, primero se establece la figura del director supremo y un congreso (Una dictadura constitucional), luego derivará a un gobierno excesivamente presidencialista con un congreso subordinado, en esta época la oligarquía lo domina, solo votan por las autoridades los hombres y tan solo el 6% de la población, a este sistema se le denomina la República y se dice que somos un estado “democrático”. Ya en mediados del siglo XIX, con las corriente migratorias de Europa comienza a formarse una nueva clase social y política, la burguesía, que comenzó un creciente ascenso, que fue disputando cuotas de poder a la antigua oligarquía, lo que se pudo evidenciar en el choque de los liberales de Bilbao contra los conservadores, plasmada en la guerra civil……, claramente en este periodo para el inquilino y el populacho de las ciudades esta disputa se le veía lejana, como quien observa una pelea de boxeo, entre sus patrones y que la mayor consecuencia para ellos es volver a ser carne de cañón, con reclutamiento forzoso, y aceptar los mandatos de estos. Pero hubo en periodo de relativa paz 1879 – 1883, tanto la burguesía enriquecida como la oligarquía aristócrata, decidieron expandir no solo sus posesiones si no sus intereses económicos hacia el norte, declarando una guerra que la gran mayoría de los inquilinos y rotos no querían pelear, pues no tenía ni un sentido para ellos, pero las viejas prácticas volvieron, el patrón ordena que debes ir a la guerra, y si no quieres reclutamiento forzoso, derramar sangre, sufrir mutilaciones, hacer el mayor esfuerzo pero no ganar gloria, esa estaba destinada para los oficiales, que ya seria redondear mucho señalar de que sectores socioculturales venían.

Ganada la guerra la burguesía y la oligarquía querrán repartirse el pedazo de torta que le toco a chile, pero basto que llegara un presidente (Balmaceda), proveniente de la oligarquía aristocrática, que quiso nacionalizar el salitre, para modernizar el estado e invertir en fortalecer y aumentar las coberturas del sistema de educación pública, regular un mercado bien desregulado  como el minero, para que los patrones le hicieran la desconocida a uno de ellos, y lo enfrentaran directamente al declararle una guerra civil, al negarle un presupuesto fiscal para el año, una vez más los inquilinos agrícolas, los rotitos, los empleados y inquilinaje salitrero, deben enfrentarse el uno contra el otro, por ideas, intereses y motivaciones que les son ajenas y no comprenden del todo, la frase la patria te lo ordena. El resultado final de esta guerra el fin de un régimen presidencialista, la instauración de un excesivo parlamentarismo, y una profunda división político social en las clases dominantes, hay que recordar que en este periodo de la historia aumento % de votantes ahora votaba tal vez el 12% de la población como saberlo y se establece la mayor practica “democrática” electoral, acarreo de votantes y el proselitismo (el inquilino vota por el patrón o por quien les obliga el), hay que decir que solo podían optar a cargos electos los que podían financiarse la campaña y el periodo pues no existía la dieta lo que dejaba fuera inmediatamente al 90 o 95% de la población, y las mujeres seguían relegadas.

Dicho todo esto dejo la pregunta planteada, ¿será el proceso constituyente impulsado por el gobierno de la presidenta Bachelet una verdadera solución a la legitimización de nuestra democracia?, en mi opinión no. Creo que el cambio de constitución mediante un sistema participativo como una Asamblea constituyente es la solución.

La necesaria legitimación de nuestra democracia, pasa por que se abran mayores y nuevos espacios de participación ciudadana, y se respete la soberanía de las comunidades en cuanto al uso de recursos para solucionar los problemas locales. La búsqueda de espacios de democracia directas como plebiscitos para enfrentar el debate valórico o de carácter de reformas constitucionales debiera ser una sana practica.

 

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